D3 P4S3º PºR BºGºTá

Es diciembre, las luces comienzan a florecer, los árboles a ser decorados con bellos colores de bombillas parpadeantes; caminando por la 100, justo antes de tomar el trasmilenio hay un río de luces, se mueven suavemente, el tiempo se congela, estas luces hacen contraste con la época pero noto algo raro, estas van agrupadas de a dos en su defecto de a cuatro.

El río se mueve ó se detiene al cambio del semáforo, el espectáculo es hermoso todo transcurre en la cuidad, es un espectáculo diario, no me había fijado. Me pregunto si es la época la que me permite detallar con más claridad las vías ó si es el caminar suave y pausado que da la tranquilidad.

Camino por senderos sin rumbo, paseado entre árboles y bares con luces brillantes, todo es tan llamativo que no me resisto al sonar de las copas, supongo que un brindis no m hará mal… pero afronto otra situación y necesito la cabeza fría y clara para poder solucionar un enredo que escondo.

Entre tanto me encargo de admirar el río de luces que se vive en la ciudad, luego me siento en un parque a comer helado aunque tengo un frío absurdo, el cansancio me vence, el frío me derrumba y termino tumbada por la brisa en el pasto, justo cuando insisto en pararme noto que el río de luces no es mas que una copia de la verdadera belleza, nado entre un mar de luces que no toco, es como si al agua se le arrogara escarcha y ahí están las estrellas intentando consolarme intentando darme una solución, comienzo mi distracción y armo montañas, corazones y tu nombre con ellas, el tiempo se agota me divierto tanto que por un segundo sólo por un instante me sentí inmersa en ese mar tan profundo, ya son la 9 creo que en mi casa pueden estar preocupados y tengo que irme, me levanto de ese bosque en el que me perdí, espero hasta que el semáforo cambia y cruzo como por arte de magia el mar de luces; pronto me subiere al transimlenio y la magia se ira.